La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo progresivo e incurable, que afecta con mayorfrecuencia a personas de edad avanzada. Su diagnóstico es clínico y se basa en la aparición de varios síntomas motorescomo: temblor en reposo, bradicinesia, rigidez muscular e inestabilidad postural. Sin embargo, en las últimas décadas seha reconocido que la EP también se manifiesta con síntomas no motores, entre los cuales se encuentran los trastornosde control de impulsos (TCI), los cuales se definen como conductas realizadas en forma impulsiva-compulsiva quepueden interferir en las principales áreas de funcionamiento de la vida de la persona, hasta el grado de causarleproblemas físicos, psicológicos, sociales, jurídicos o financieros. Los TCI han sido vinculados con el uso de la terapia dereemplazo dopaminérgica, en especial de los agonistas de los receptores dopaminérgicos de tipo D3 como elpramipexol. Tradicionalmente cuatro tipos de comportamientos han sido reconocidos y clasificados como TCI y estosson: la hipersexualidad, las compras compulsivas, el juego patológico y la ingesta compulsiva de comida también llamadatrastorno de atracones, sólo estos dos últimos están descritos en la edición más reciente del Manual Diagnóstico yEstadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). Por otro lado, existen otras manifestaciones que por sus similitudesneurobiológicas pueden ser consideradas también TCI o adicciones conductuales. En la presente revisión se presentauna somera descripción de las hipótesis acerca de la fisiopatología de los TCI, sus manifestaciones clínicas másimportantes, los factores de riesgo para desarrollarlos y algunos abordajes terapéuticos.
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